El escritor del libro de Filipenses habla de poner en práctica algo que ese pueblo ha aprendido, recibido y oído. Algo que él les ha enseñado. ¿Qué nos hace pensar que para ser emprendedores o empresario no debemos capacitarnos?

Hoy quiero contarte la historia de Antonio, quien tuvo que salir a trabajar desde sus 12 años de edad y a los 35 decidió poner su propio comercio. Corría el año ’98, para ese entonces él tenía más de 20 años siendo comerciante, era de los mejores que mis ojos habían visto en su profesión, pero para esa época se avecinaba una de las crisis más fuertes en Argentina la cual lo dejó fuera del juego. Era el mejor desempeñando su oficio pero eso no fue suficiente para evitar que su negocio superara esa crisis.

Es en este punto donde encontramos, según las estadísticas en la región, que 8 o 9 de cada 10 emprendimientos mueren en el primer año de vida. Emprendemos muchas veces por necesidad o porque nos parece que es suficiente ser bueno en algo que hacemos para poner nuestro propio negocio. Todos conocemos a alguien que después de muchos años trabajando para una compañía recibió su indemnización, emprendió y no le fue bien. La pregunta es, ¿Qué sucedió?

Dejame decirte que darle bien un remedio para la fiebre a tus hijos no te hace médico, ni te hace arquitecto haber hecho un castillo de arena en la playa. Es por eso que ser un buen profesional en tu área no te hace, necesariamente, un empresario. Un empresario necesita capacitarse para lograr entender sobre todas las áreas de su empresa, tener mayor conocimiento sobre temas estratégicos, legales, contables, operativos, y más. Hay que iniciar con un modelo de negocios claro, conocer quién es nuestro cliente, adaptarnos a las nuevas tecnologías, aprender de otros competidores y buscar nuestro diferencial. Claramente no serás un experto en todas las áreas pero tendrás muchas más herramientas para hacerle frente a momentos de turbulencia, como para manejar a gran velocidad y evitar un accidente en los momentos de crecimiento.

¡Adelante! Te animo en este tiempo a capacitarte y avanzar con responsabilidad en el desarrollo de ese sueño que Dios puso en tus manos para generar los mejores resultados posibles.